Cuando dejo de luchar


"A los quince años la vida me había enseñado de un modo innegable que una rendición oportuna era tan honrosa como la resistencia, especialmente si no había otra alternativa." Mary Angelou

Para llegar donde estamos hoy, tuvimos que rendirnos ante un poder mayor que nosotros. Y cada día tenemos que recurrir a ese poder en busca de fuerza y orientación. Para nosotros, resistirnos significa pelear, pelear con los demás, así como con nosotros mismos. 


La serenidad es incompatible con la pelea. No podemos controlar las fuerzas exteriores a nosotros ni los actos de nuestros familiares o compañeros de trabajo. Pero podemos controlar nuestras reacciones ante ellos. Y cuando decidamos abandonar nuestros intentos de control, encontraremos la paz y la serenidad.

Aquello que aborrecemos, aquello que tememos, aquello que deseamos conquistar parecerá haber desaparecido repentinamente cuando nos decidamos a no resistir más, a no atacarlo más.

Las realidades de la vida vienen a nosotros en formas misteriosas. Peleamos arduamente sólo para darnos cuenta que lo que necesitamos nunca será nuestro sino hasta que abandonemos la lucha. La rendición nos ilumina.

Cuando dejo de luchar, las lecciones de la vida se facilitan.


Texto del libro: Cada día un nuevo amanecer

No hay comentarios:

Publicar un comentario