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Reiki es simple en su aplicación y simple en sus conceptos; sin embargo, para las personas que no hayan oído hablar de ello, puede fácilmente sonar como algo muy complejo o como delirios. Esto se debe, a la necesidad que casi siempre tenemos de equilibrar nuestra realidad científica con nuestra realidad espiritual y emocional. 

La mente necesita entender cómo funcionan las cosas y trata de encontrar “pruebas”. La mente intuitiva, simplemente sintoniza con lo que siente verdadero. Con Reiki, a menudo lo que necesitamos es confiar. Y cuando se nos pide que confiemos en algo que a veces no podemos percibir (sentir o ver), puede resultar totalmente abrumador para una mente racional que busca pruebas empíricas.

Cierto es que, en la vida, debemos exigir experiencias directas como prueba, pero también debemos estar abiertos a lo que la experiencia está revelándonos.

Si centramos nuestras expectativas en “ver luz emanando de nuestras manos” y en “curaciones milagrosas de enfermedades graves”, nos estaremos perdiendo percepciones más sutiles como son la paz y la tranquilidad, el dormir mejor, un sentido creciente de amor, o calor en movimiento a través de nuestro cuerpo. De esta manera, se pasaría por alto el conjunto de la eficacia de Reiki.

A fin de permitir una experiencia plena, uno debe deshacerse de las expectativas y experimentar y disfrutar desde el minuto uno lo que realmente está sucediendo. Incluso las percepciones más sutiles te proporcionarán grandes satisfacciones.

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